Llega el otoño y sobretodo en octubre es un mes que dedico a la limpieza en todos sus sentidos. Es una época para limpiar todo lo estancado, renovar aquello que no nos sirve y dar espacio para la tranquilidad del invierno y el resurgir de la primavera.
Limpieza externa: Por un lado, como persona alérgica a los ácaros aprovecho esta época (máxima reproducción de los mismos) para hacer limpieza a fondo de la casa y del armario. Esto incluye:
- Cambio de armario: Lavar toda la ropa de invierno antes que la necesite y aprovechar para lavar también la de verano que ya no usaré, tirar lo estropeado o que no me he puesto y guardar lo otro. Hace unos años seguí el método KonMari para permitirme no acumular todo aquello que ya no usaba o que me habían regalado pero no era de mi gusto o que no me iba bien pero guardaba por su valor económico; con lo que esta tarea se ha reducido de volumen a lo largo de los años, pero sigue siendo necesario un recordatorio de vez en cuando.
- Aspirar colchones, colchas, almohadas, edredones, nórdicos y sofás. Es increíble las colonias que se crean en estas zonas de nuestra casa.
- Reducir, tirar, cambiar de posición y reordenar toda la casa. Esto es algo genético en mi familia. Nos encanta cambiar los muebles, o moverlos, o pintarlos, en fin ver novedades que alegren a la vista y al corazón.
- Limpiar las plantas. Al no ser una persona especialmente cuidadosa, en verano con el calor intenso muchas de mis plantas se vuelven mustias y/o incluso se mueren. Aprovecho para recortar, trasplantar y limpiar estas compañeras que comparten la vida en casa.

Tras ello ya estoy apunto para el siguiente paso. La limpieza interna. Cada vez están más de moda las depuraciones y ayunos que nos ayudan en ciertos momentos a lidiar con enfermedades, dolencias y/o sentirnos mejor en épocas donde el cansancio es más acusado. Os recomendaría que antes de realizar cualquier de estas acciones os escuchéis y sobretodo os dejéis acompañar por un nutricionista profesional (ya seáis más de hierbas o de pastillas), ya que cada persona es un mundo y ciertas deficiencias nutricionales se pueden exagerar si vamos experimentando sin criterio en nuestro cuerpo.
Por ejemplo, un año con una amada compañera de trabajo nos pasamos al te rojo pu erh con canela, por sus increíbles propiedades y beneficios. Cada día desayunábamos juntas y nos preparábamos el te. Como nos gustaba el momento donde compartíamos vivencias, problemas, preocupaciones y nos hacíamos algo de terapia, entre las dos nos bebíamos cerca de 1 litro de te. Resultado: anemia ferropénica con la que tube que tomar tardyferon para recuperarme. Y por supuesto, cuando relacioné 1+1 son 2, dejar el te.
A continuación os explico lo que voy a realizar este año, por mi estado y condición en este momento. Pero como os comentaba esto puede no ser apropiado para la mayoría. La estación de otoño según la tradición ayurvédica es vata, implica aire, movimiento, sequedad. Dependiendo de nuestra constitución y personalidad no es conveniente agravar más a vata, así que mucha atención a vuestras decisiones. En mi caso tengo una constitución pita-kapha, con lo que es una buena época para equilibrarme del exceso de fuego que suelo acumular en verano.
Así que seguiré una depuración del hígado, refuerzo de la dieta y limpiezas finales. Motivos por los que sospecho que mi hígado no está al 100%:
- Me duele al contacto o presión suave. Lo podéis probar, es el órgano más grande situado debajo de las costillas del lado derecho del cuerpo. En mi caso no tiene pérdida, allí está él todo enfadado, pidiéndome más azúcar.
- Mi piel está seca y algo amarillenta.
- Mis heces son ligeras (muy ligeras a días) y bastante amarillas también.
- Cada vez me apetece menos comer nada que tenga grasa. Me cuesta digerirla.
- Vuelvo a tener algo de dermatitis en la piel de los ojos (por los ácaros).
- Emocionalmente estoy acelerada, me irrito fácilmente, no escucho, hablo a raudales y no tolero ciertas actitudes en los demás. Pese a mi vida tranquila, profesora de yoga, relajación, sonidos, etc. siento cierto estrés al preparar actividades nuevas y no dejo de querer hacer más y mas, pese a que el otoño invita a recogerse.
Tras consultarlo con una buena nutricionista y por mi propia experiencia esta es la depuración de este otoño que voy a seguir durante 21 días:
- Suprimir de la alimentación: gluten (por la digestión difícil), los alimentos ricos en grasas saturadas, los pescados grandes (por los metales pesados), la carne roja (tampoco comía), todas las harinas y azúcares refinados (soy algo adicta a las golosinas y dulces en general). Comer todo ecológico. Esto último es fácil, hace años que con mi pareja somos de una cooperativa de consumo ecológico y no puedo estar más feliz, hemos recuperado el sabor y la temporalidad de los alimentos, la proximidad con los payeses y productores, la calidad, etc.
- Tomar infusiones depurativas de hígado (boldo, diente de león, alcachofa, etc.) dos o tres veces al día. Le añado jengibre fresco, porque si no el amargo me mata.
- Añadir algún complemento para depurar aún más el hígado.
- Reforzar las comidas con más nueces, más plantas verdes y más legumbres. Aliñar las comidas con limón para que la vitamina C ayude a absorber mejor el hierro.
- Practicar uddiyana bandha y nauli kriya por las mañanas, a parte de las limpiezas nasales con la neti lota y la limpieza de la lengua.
- Al terminar los 21 días de depuración hacer un día de limpieza intestinal o varisara dhauti. Seguido de un par de días de dieta suave rica en arroz, verduras y fibra.
En los siguientes artículos os explicaré como realizar estas limpiezas del yoga o shatkarmas ya que merecen un estudio a parte.
A recogerse yoguis! Que hoy por fin en Barcelona ha empezado a bajar la temperatura y se siente el otoño en el ambiente!