La primera vez que oí un concierto de cuencos tibetanos fur a raíz del Congreso Nacional de Yoga que organizaba la AEPY en 2010 en el Escorial (Madrid).
Fotos Congreso Nacional AEPY 2010
En teoría el concierto era una meditación guiada donde te estirabas en el suelo en savasana y disfrutabas de las vibraciones que te llegaban de estos peculiares instrumentos. No pude cerrar los ojos. Me quedé sentada deslumbrada, embobada y alucinada que se pudiera sacar un sonido tan maravilloso lleno de matices y magia de un simple cuenco metálico. No puedo definirlo de ninguna otra forma que no sea con misterio y magia.
Poco a poco me fui introduciendo en el mundo de los cuencos tibetanos y instrumentos afines. El llamado baño de sonido, meditaciones sonoras y también el canto de harmónicos donde la voz acompaña, ilumina y extiende el efecto de los cuencos. He realizado talleres, cursos y todo lo que he ido encontrando.
Para mi es una sensación increible, donde un simple sonido, te desconecta totalmente de cualquier pensamiento externo y donde puedes sentir como te abraza, como entra y sale de tu cuerpo. Como te lleva hacia tu interior más profundo o hacia un viaje lejano. Cada experiencia es única y diferente y no paro de maravillarme cada vez.
Desde entonces siempre que puedo finalizo mis clases con el sonido de los cuencos tibetanos. A demás procuro recibir baños sonoros de muchos compañeros que han hecho de la música y la vibración su profesión: Késhava Gradilla, Jordi Benitez, Ravi Ramoneda, Xevi Gata, Muom, Anima Quarz, entre muchos otros.
Así pues, dejaros vibrar y empezamos!